
En este sentido, innovar significa construir soluciones mejores y más eficientes que puedan resultar más consistentes.
Para descubrir caminos y procesos innovadores hacia este camino, podemos utilizar herramientas innovadoras y de alto impacto en creatividad y visión de futuro y, lo mejor, de forma colaborativa.
El Design Thinking, por ejemplo, es un modelo mental, un enfoque para resolver problemas complejos que se centra en diseñar soluciones basadas en las necesidades de las personas. Este enfoque se basa en tres valores: empatía, colaboración y experimentación.
El enfoque funciona mejor en el rol de llevar innovaciones consistentes a las personas, lo cual es relevante, ya que pone en práctica las técnicas y formas de pensar derivadas del universo del diseño durante la elaboración de proyectos.
La esencia del Design Thinking es entender a las personas para crear productos y servicios que realmente agreguen valor y tengan un verdadero propósito.
Lo que hace que el Design Thinking sea efectivo es su enfoque centrado en el ser humano. Al definir procesos estructurados en diferentes fases, este método impulsa la transformación digital en las empresas, crea una cultura de innovación, involucra a los equipos y entrega proyectos más asertivos, promoviendo una mejor relación costo-beneficio en el desarrollo de productos y servicios.
Piénsalo. ¿Buscas innovar en tu gestión de riesgos?