
Para el Ministerio de Trabajo y Empleo, este tipo de contratación se refiere a las actividades prestadas por un particular a una empresa, para atender necesidades temporales de sustitución de su personal titular y permanente o de aumento extraordinario de servicios, y está regulada por la Ley Nº 6.019, de 3 de enero de 1974 y por el Decreto 73.841, de 13 de marzo de 1974.
El trabajo temporal tiene una duración máxima de 90 días. ¿Pero qué pasa después de ese período? ¿Cómo puedo evitar que me despidan? Esto es lo que discutiremos en la columna de esta semana.
La retención de personas que se incorporan a las empresas para realizar trabajos temporales depende de variables del mercado y del desempeño del nuevo empleado.
El primer aspecto escapa a nuestra capacidad de intervención, pero respecto al segundo conviene hacer algunas consideraciones.
Nuestro desempeño se mide por los resultados que entregamos a la empresa y por nuestras actitudes. De nada sirve estar extremadamente calificado técnicamente y no tener una postura proactiva y colaborativa.
Lo mismo se aplica a la situación opuesta. Ganarse al jefe y a los compañeros de trabajo no es suficiente para ocultar cualquier defecto que podamos tener. Por tanto, el equilibrio entre estas dos dimensiones es fundamental para conseguir un contrato de trabajo indefinido.
– Demostrar voluntad de trabajar. Evite retrasos y ausencias. Ofrecer ayuda a otros cuando sea necesario. En otras palabras, no te relajes.
– Intenta aprender otras funciones. Muchas veces no hay vacantes que te mantengan en el puesto en el que estás como trabajador temporal, pero existe la posibilidad de contratarte en otras áreas. Si no tienes la oportunidad de practicar, intenta mostrar ganas de aprender, es un buen comienzo.
– Llevarse bien con el equipo. Evite los chismes. Mapear el entorno e identificar posibles fuentes de problemas. Recuerda, estás recién llegando y puedes ser cooptado por uno u otro grupo o “camarilla” dentro de la organización. No sabes dónde pisas y tampoco conoces bien a estas personas.
Intente permanecer neutral y desarrollar una buena relación con todos. En su intento de demostrar su valor, tenga cuidado de no despertar antagonismo en el equipo existente, después de todo, podría ser malinterpretado.
– No mimes al jefe. Complacer a tu jefe no es lo mismo que mimarlo. Todo el mundo verá tus intenciones, así que, perdón por la expresión, no seas un adulador. Este tipo de actitud es muy mala.
– Contribuir con sugerencias e ideas. Siempre que te lo pidan, demuestra tu opinión. Intente hacerlo de forma técnica y equilibrada, prestando atención a los hechos.
Demostrar creatividad. Pero tenga cuidado de no parecer exhibicionista. Siempre tenemos que darnos cuenta cuando nuestras intervenciones son bienvenidas. Algunas empresas no aprecian la iniciativa excesiva. Observa primero.
– Sea eficaz en su trabajo. Ser eficaz significa ser eficiente (hacer el trabajo de la mejor manera posible) y eficaz (hacer lo que hay que hacer, en el momento adecuado) al mismo tiempo.
Por supuesto, cada situación es diferente. Pero estos consejos básicos le ayudarán a hacer su parte. Si el mercado no está contratando, al menos te pueden recomendar para otras oportunidades y, quién sabe, regresar el año siguiente. Así que si esta es tu situación, ¡invierte, cree y buena suerte!